Tras la bonanza de 2006, una desaceleración en la mayor parte del mundo desarrollado reducirá el crecimiento del PIB mundial durante el periodo 2007-2011
(Economist Intelligence Unit /Infoestratégica) Después de la bonanza de 2006, una desaceleración en la mayor parte del mundo desarrollado reducirá el crecimiento del PIB mundial a un promedio de 4.8% (medido por la paridad de poder adquisitivo) durante el periodo 2007-08. La economía mundial crecerá a un ritmo de 4.7% durante el periodo del pronóstico (2007-11), lo cual es ligeramente superior al desempeño de los cinco años anteriores, uno de los mejores periodos quinquenales registrados, y refleja el progresivo peso en la economía mundial de los dinámicos mercados emergentes en la economía mundial.
En particular, China e India contribuyen a sostener la economía global con su rápido crecimiento. Pero esto provoca también que el mundo sea más susceptible a depresiones en esos países y, en general, en Asia. Medido a tasas de cambio de mercado (que otorga mayor énfasis a los países más ricos y refleja las tasas de cambio con las que las empresas negocian y repatrían ganancias), el pronóstico para el crecimiento del PIB mundial es que se reduzca de un estimado 4% en 2006 a 3.2% en 2007, antes de recuperarse para promediar 3.4% en el periodo 2008-11.
En EU, el ritmo del crecimiento disminuye de manera considerable, y EIU pronostica que esa economía crecerá apenas 2% en 2007. Esto es, en gran parte, resultado de un cambio radical del mercado inmobiliario residencial, donde los precios y la actividad se desploman después de varios años de fuerte crecimiento. El próspero mercado inmobiliario fue una de las fuerzas principales detrás del auge de 2004-05 y principios de 2006, en tanto muchos estadunidenses obtenían créditos sobre el valor en aumento de sus casas. Una recuperación del índice de ahorros domésticos durante los próximos dos años, consecuencia inevitable del enfriamiento del mercado inmobiliario, minaría severamente el crecimiento de la demanda de los compradores. El impacto de una contracción del gasto doméstico será exacerbado por una disminución sustancial de la inversión residencial y, sólo en parte, será compensado por el sector externo. Los exportadores se beneficiarán de un dólar más débil y un ambiente aún favorable en la mayoría de los mercados extranjeros, pero las importaciones disminuirán de manera relevante.
En la economía de la zona del euro, que ha experimentado consistente recuperación durante 2006, habrá una moderada desaceleración en 2007, atribuible en parte a una contracción de la demanda en Alemania, relacionada con el alza del impuesto al valor agregado (IVA). Sin embargo, casi todos los países de la zona experimentarán al menos un ligero debilitamiento en 2007, debido a la vacilante demanda externa y al fortalecimiento del euro frente al dólar. Aunque el aumento de la tasa alemana del IVA cesará de tener impacto negativo sobre el crecimiento en 2008, el crecimiento en la zona se recuperará apenas un poco.
La economía japonesa se ha desarrollado rápidamente en 2006, pero el crecimiento tendrá un ritmo más modesto en 2007 y 2008. El vigoroso crecimiento de 2006 se ha reflejado, sobre todo, en un boyante sector externo impulsado por la debilidad del yen. Sin embargo, es posible que las exportaciones reduzcan de forma considerable su velocidad, en tanto disminuye la demanda externa y el yen se revalora de sus bajos niveles. Esto hará caer también el impulso de la inversión corporativa, así como las exportaciones, uno de los motores principales de la economía en años recientes. El estrechamiento de la política monetaria se acelerará y tendrá gran impacto sobre la demanda doméstica.
En general, 2006 ha sido un año excelente para las economías emergentes, sólo por debajo de 2004 en términos de crecimiento. Las condiciones externas han sido favorables; la demanda estadunidense fue consistente, al menos a principios del año, y el área de euro y Japón han estado en el punto más alto de su recuperación. Las condiciones financieras fueron también extraordinariamente positivas en 2006, a pesar de cierta volatilidad. Muchas economías emergentes se han beneficiado de los persistentes flujos de recursos desde los centros financieros del mundo desarrollado, que a su vez se han beneficiado de fuertes ganancias corporativas, de las actividades de los bancos centrales asiáticos y, de manera más reciente, del gran aumento de petrodólares en el sistema financiero mundial. Los bonos se expanden en los mercados emergentes y los del Tesoro estadunidense permanecen restringidos, a pesar de algunas liquidaciones recientes. En los meses pasados las bolsas de Asia han alcanzado sus máximos históricos.
Algunos de estos beneficios se revertirán, principalmente a consecuencia de un mayor estrechamiento de la política monetaria en el mundo desarrollado. Tasas de intereses más altas en Europa y Japón, así como un dólar que se desliza, reducirán el apetito de los inversionistas por instrumentos de alto rendimiento en los mercados emergentes. Además, la esperada reducción económica de EU, del área del euro y Japón en 2007 podría provocar una desaceleración significativa del crecimiento del comercio mundial: de 10% en 2006 a 7.5% en 2007.
Las preocupaciones por la desaceleración de la demanda estadunidense provocaron de manera reciente una baja de 20 meses del dólar con respecto al euro y condujeron a una liquidación en los mercados financieros de Asia, debido a la preocupación de los inversionistas por las perspectivas de las economías asiáticas que dependen de las exportaciones. Como muestra anticipada de lo que podría aguardar a estas economías, en mayo y junio de este año los inversionistas buscaron precipitadamente la salida durante un estrechamiento monetario más agudo del esperado en el mundo desarrollado. Un episodio similar podría ser inminente, sobre todo en la medida en la que el crédito comercial en divisas de bajos rendimientos (como el yen) para invertir en otras de más altos rendimientos ha resurgido como la principal apuesta en los mercados financieros.
La mayoría de los países emergentes está en situación de hacer frente a una desaceleración en EU y a la creciente volatilidad de los mercados financieros. Muchos han trabajado duro para mejorar sus compromisos económicos externos, poniendo en práctica reformas que favorecen al mercado y tratando de aumentar su crecimiento potencial. Para la mayoría, los altos ahorros y/o la baja inversión bruta fija han permitido que los mercados emergentes tengan excedentes externos, mientras las bajas tasas de interés han permitido prefinanciar pasivos. Además, el fuerte crecimiento que provocó la exportación también ha sostenido la demanda doméstica, así que el crecimiento de los países que no pertenecen a la OCDE, aunque más bajo que en 2006, será saludable en 2007 y 2008.
Asia emergente mantendrá su lugar como la región más dinámica del mundo, con índices de crecimiento comparables a los conseguidos a mediados de los años 90. Aunque todavía expuestas a la economía estadunidense, las fortunas de las economías de la región se sustentan cada vez más en el comercio intrarregional, derivado en especial del auge de China. El crecimiento de India y de las economías de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático del Sureste (ASEAN, por sus siglas en inglés) también disminuirá ligeramente en 2007 y 2008. Pero tales pronósticos vienen con una etiqueta de prudencia. El sólido crecimiento chino es impulsado en parte por la sobreinversión en ciertos sectores. EIU espera que el gobierno chino emprenda acciones adicionales, aunque modestas, para enfriar la economía, pero que se abstenga de acciones más enérgicas debido a la necesidad de mantener el crecimiento cerca de su nivel actual, en momentos previos al congreso del Partido Comunista, a finales del próximo año, y de los Juegos Olímpicos de verano de 2008. Una preocupación más inminente podría ser India, país en el que la economía exhibe cada vez más síntomas de sobrecalentamiento.
El pronóstico para las economías en transición es relativamente favorable. Los persistentes precios altos del crudo beneficiarán a los principales países exportadores de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), pero es muy probable que continúen las dificultades (en particular en Rusia), que implican una deficien
te administración corporativa, creciente intervención estatal en la economía y la suspensión de la producción petrolífera. En consecuencia, EIU pronostica que el crecimiento económico de la CEI disminuirá de 7% estimado en 2006 a 5.8% en 2008. Europa Central y Occidental se han beneficiado de la recuperación de la zona del euro durante 2006. Como resultado de la disminución de este estímulo externo, durante el periodo 2007-08 el crecimiento de estas economías se debilitará, mientras la demanda doméstica, aunque sólida aún, será insuficiente para reactivar la economía.
En Medio Oriente y Africa del Norte, la alta producción petrolífera y los elevados precios han provocado una inundación de liquidez. Esto mantendrá inalterable en 2007 el crecimiento del PIB real en 5.9%, con una reducción moderada a 5.3% en 2008. En cierta medida, el conflicto actual en varias partes de la región seguirá pesando sobre las perspectivas de crecimiento. Es de preverse que, en Africa subsahariana, el crecimiento se recupere en 2007 y 2008, después de una pequeña reducción relacionada con los acontecimientos políticos en Nigeria. Aunque se espera que los precios de productos no petroleros comiencen a disminuir, seguirán a la alza al menos hasta 2008, lo que beneficiará a exportadores e inducirá el continuo interés de inversionistas extranjeros. El desempeño del crecimiento subsahariano durante el periodo 2007-11 seguirá siendo sólido de acuerdo con los registros históricos.
América LatinaEIU pronostica que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) real en América Latina reducirá su ritmo de un estimado de 4.7% en 2006 a 3.8% en 2007 y 3.5% en 2008. Las economías de la región continuarán entre las principales beneficiarias de la fuerte demanda asiática de materias primas no petroleras, aunque es posible que los precios disminuyan en los próximos dos años respecto de sus excepcionales niveles recientes. La desaceleración en Estados Unidos desalentará el crecimiento, en particular entre países con fuertes lazos comerciales con EU. También se debilitarán algunos factores domésticos que respaldaron el pujante crecimiento de los años pasados. Las condiciones internacionales de financiamiento son más rígidas, pero no lo suficiente como para deteriorar las perspectivas de crecimiento de la región, de acuerdo con el escenario principal de EIU.
Las debilidades estructurales seguirán deprimiendo el desempeño latinoamericano, sobre todo en comparación con otras regiones emergentes. Aunque el porcentaje de inversión fija bruta del PIB se ha elevado en América Latina, permanece bajo y seguirá desalentando el crecimiento potencial a largo plazo. La débil inversión refleja bajos índices de ahorro doméstico y altas tasas reales de interés en la parte macroeconómica, y un sistema fiscal ineficiente y un alto nivel de papeleo burocrático en la parte estructural.
Fuente:
http://www.jornada.unam.mx