domingo, enero 28, 2007

Las Incógnitas Del Nuevo Plan Económico De Brasil

Con un vasto plan de inversión, Lula busca un crecimiento del 5%. Hay dudas sobre el financiamiento. Los empresarios apoyan, pero piden más cambios.

Preocupado por las bajas tasas de crecimiento económico de los últimos años, el lunes pasado el Presidente de Brasil, Lula da Silva, anunció un vasto programa de inversiones para crecer este año un 4,5% y entre 2007 y 2010 a un ritmo del 5% anual. "Para crecer más, en forma sustentable, es preciso aumentar la tasa de inversión de la economía brasileña. Así, el Presidente Lula lanza, en el inicio de su segundo mandato, el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC)", proclamó el Gobierno al presentar el nuevo plan.

El Plan precisa que se va a aplicar, en 4 años, un total de inversiones en infraestructura del orden de los 503.900 millones de reales (US$ 235.000 millones) en base a incentivos fiscales y financieros, como eje para casi duplicar el actual porcentaje de crecimiento económico.

Por la fuerte interrelación entre ambas economías, si se concretan esas inversiones —y según cómo se apliquen los incentivos, y si Brasil logra crecer más— el Plan podría tener un fuerte impacto sobre la Argentina.

Del total de las inversiones, 67.800 millones de reales —el 13,4%— vendrán del Gobierno Federal y 436.100 millones de las empresas estatales federales y del sector privado, fundamentalmente del sector energético y en especial de Petrobrás.

A su vez, de los 67.800 millones de reales del sector público, 52.500 millones serán financiados por el Proyecto Piloto de Inversiones (PPI), que subirá del 0,15% al 0,5% del PBI. Como el PPI no se toma en cuenta como gasto para el cálculo del superávit primario, la meta de ese superávit permanecerá a lo largo del cuatrienio en 4,25% del PBI. Pero en la práctica el superávit cae del 4,10 al 3,75% del PBI.

El resto del financiamiento público se compone de R$ 5.200 millones de aportes del Tesoro Nacional que recibirá la Caixa Económica Federal para financiar proyectos públicos y privados. Inicialmente otros R$ 5.000 millones serán provistos también a la Caixa por el Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS), un fondo de desempleo que se nutre con aportes de los trabajadores, pero esa suma será mayor en los próximos años.

Esos fondos se utilizarán para financiar obras y dar beneficios impositivos a las inversiones en semiconductores y TV Digital y reducir del 5 al 0% la alícuota del IPI (Impuesto sobre los Productos Industrializados) a la producción de acero. También para elevar el límite a la exención de ciertos impuestos para la compra de computadoras y laptops de R$ 2.500 para R$ 4.000.

El programa no se limita al área de inversiones porque también prevé "la contención del crecimiento del gasto corriente y el perfeccionamiento de la gestión pública tanto en el presupuesto fiscal como en el presupuesto previsional y seguridad social".

Concretamente, se busca contener el gasto salarial de los empleados públicos, "con la creación de un techo del 1,5% para el crecimiento real de la masa salarial". También se quiere reducir el déficit previsional poniendo en marcha la reforma de 2003, que privatizó parcialmente el régimen de empleados públicos federales. Y se adopta el compromiso, recién a partir de 2008, de ajustar el salario mínimo por la inflación y el crecimiento del PBI de los dos años anteriores.

Por todo esto, en su mensaje, Lula dijo que "el aumento del PPI y la contención del crecimiento del gasto corriente garantizan la consistencia fiscal del PAC en este y año y en los próximos".

El eje de la inversión privada es Petrobrás que aportará R$ 144.000 millones, casi el 30% del total y el resto surge de un relevamiento de proyectos ya aprobados y otros en estudio, de sectores privados, en especial en infraestructura que, en su amplia mayoría, igualmente se concretarían con o sin PAC.

Incógnitas

Para que comience a funcionar, Lula tendrá que convencer al Congreso de que le apruebe 11 decretos ("medidas provisorias") y 5 nuevos proyectos de ley, además de varias iniciativas que están en el Parlamento, como marcos regulatorios y la llamada ley de Gas. Y entre los gobernadores y legisladores el paquete provocó reacciones diversas.

En general, los gobernadores lo apoyaron pero plantearon dudas y quejas por el destino geográfico de las inversiones o el origen del financiamiento público. Por ejemplo, antes del anuncio, Lula se reunió con varios gobernadores. A la salida del encuentro el gobernador de Minas Gerais, Aécio Neves (PSDB) fue muy cauteloso: "La declaración prudente en este momento es de cautela. Nuestra presencia aquí de alguna forma muestra nuestra disposición a ser socios del proyecto de desarrollo del país, pero ese proyecto no puede estar concentrado exclusivamente en mano del Gobierno Federal".

En el Congreso algunas bancadas fueron más lejos porque adelantaron que propondrán cambios, en especial con relación al gerenciamiento de los fondos.

Entre los empresarios brasileños el anuncio provocó básicamente dos posiciones. Una considera que el paquete no modifica la actual política económica de tipo de cambio retrasado y altas tasas de interés, a la vez que no avanza en la reducción de impuestos porque no recorta más el gasto público. Y la otra, que responde a la ortodoxia económica, insiste en que sólo habrá inversión privada si se reduce la carga tributaria, con una mayor caída del gasto público y una reforma previsional (Ver página 5).

En tanto, la Confederación Nacional de la Industria (CNI) dio su apoyo pero planteó que su éxito dependerá de reformas importantes, como la tributaria y de la Previsión Social.

Por el lado sindical las reacciones fueron más críticas: por la postergación de la suba del salario mínimo, el techo a la mejora real de los salarios públicos, al uso de un fondo de desempleo para inversiones cuyos rendimientos no están asegurados y la puesta en marcha de la jubilación privada complementaria para los funcionarios públicos.

Por ejemplo, el diputado Fernando Ferro del PT declaró que "siempre que se habla del uso del dinero del FGTS o del salario del trabajador la situación se complica porque tenemos muchos malos ejemplos pasados". Por su parte, las centrales sindicales Fuerza Sindical y la CGT adelantaron que presentarán un recurso de amparo ante el STF (Supremo Tribunal Federal) porque el decreto —o medida provisoria que debe ser ratificada por el Congreso— modifica el destino específico que tiene el FGTS determinado por una ley.

¿Y por casa?

Es sabido que hay una fuerte correlación entre los flujos comerciales y los ciclos económicos de ambos países. Por eso, si Brasil crece, por la vecindad geográfica y por formar parte del mismo bloque comercial con aranceles cero, la Argentina se beneficia porque podría colocar más productos en una economía reactivada y con mayor consumo.

Así, cuando la Argentina crece mucho importa más de Brasil, como viene pasando desde 2003. Y lo mismo pasa con Brasil, pero con el agregado que el socio mayor del MERCOSUR es mucho menos dependiente de las importaciones que la Argentina. En Brasil, muchas industrias maduraron y en muchos rubros que antes importaba, el país ahora no sólo se autoabastece sino que exporta.

Por eso esas mayores ventas no tendrían la amplitud que podrían haber tenido en el pasado porque allí donde la Argentina es fuertemente competitiva ahora también lo es Brasil (soja, carne, petróleo) y eso restringe las ventas argentinas a ese país.

Al mismo tiempo, como el eje del plan son las inversiones, con nuevos incentivos oficiales, se corre el riesgo de que haya nuevos y mayores desvíos de inversiones hacia Brasil que, a la vez, amplíen la producción de ese país y eso a la larga se traduzca en mayores exportaciones de bienes industriales hacia la Argentina.

Por el mayor tamaño de su economía, por contar con un parque industrial más amplio y muchos incentivos, la inversión directa extranjera ha ido preferentemente hacia Brasil, más aún porque la Argentina sufrió una larga crisis entre 1998 y 2002.

Al mismo tiempo, como resultado de la maduración de las inversiones domésticas y del exterior, mejores precios internacionales, y con una moneda que se fue revaluando, Brasil amplió sus exportaciones —pasó de 55.000 millones de dólares en 2001 a 130.000 millones en 2006— con un superávit comercial del orden de los US$ 50.000 millones.

En los últimos años, la Argentina también tuvo un auge de sus exportaciones, pero sigue acumulando un fuerte déficit comercial con Brasil cercano a los 4.000 millones de dólares anuales. Con la característica de que en los rubros industriales el déficit comercial con Brasil es mayor, mientras en bienes primarios Argentina es superavitaria.

Por eso, se piensa que un fuerte aumento de las inversiones requerirá pocos insumos de la Argentina.

Sobre todo porque, al mismo tiempo, Brasil fue aminorando su dependencia de productos primarios y de energía —que antes importaba desde la Argentina—, mientras nuestro país acrecentó su dependencia de los productos industriales brasileños, como autos, bienes de capital y de consumo durables.

Fuente: http://www.clarin.com

Editado por Paola Totonelli, Equipo de Redacción de www.proactivos.com

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