El biodiésel, el nuevo tesoro buscado por los inversores
Con la aprobación de la Ley de Biocombustibles, se largó la carrera para producirlos en la Argentina. Se estima que el país podría convertirse en el principal exportador de biodiésel del mundo, con una producción de 3 millones de toneladas anuales
Si desde hace algunos años se considera a Brasil como la futura Arabia Saudita de los biocombustibles, por ser el primer productor mundial de bioetanol (con un 50% del mercado), la Argentina podría convertirse en un jugador muy importante del mercado, gracias a su potencial de producción de biodiésel y de bioetanol.
Las inversiones que se están realizando en el sector, junto con las que se anuncian, dan la pauta de que el país podría, en el mediano plazo, alzarse con el primer puesto en materia de exportación de biodiésel, ya que desde la devaluación del peso en el 2002, la producción agrícola se ha vuelto muy competitiva a nivel mundial (incluso frente a países como los EEUU y la Unión Europea que subsidian a sus agricultores), lo que ha generado un importante flujo de inversiones destinadas a expandir la capacidad productiva.
Esta semana, se informó que el magnate estadounidense George Soros volvía a mirar hacia la Argentina para invertir, con el objetivo de desarrollar una planta de producción de bioetanol en el sur de Santa Fe. Pero son muchas las empresas multinacionales que ya han comenzado a construir plantas para la producción de combustibles.
Y de hecho, la región que más está concentrando esta nueva industria es la provincia de Santa Fe, gracias a su polo de crushing de soja, que es el más grande del mundo, ubicado cerca de Rosario y a la vera del río Paraná.
Escasez
Aparte del atractivo que genera la mayor demanda de biocombustibles a nivel mundial, que permitiría impulsar las exportaciones argentinas, para el mercado interno la producción de estos combustibles derivados podría ser la solución a un problema de escasez que se va a plantear en poco tiempo más. De hecho, el horizonte de reservas de la Argentina es de 9,1 años para el petróleo y de 10,2 años para el gas, lo que obliga a pensar en otras fuentes de energía.
Para Rogelio Pontón, titular del Departamento de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario, la razón principal de este auge de los biocombustibles se debe a la escalada en los precios del crudo, sumado a la sensación de que la “era del petróleo barato ya llegó a su fin”, como sostiene una publicidad de la petrolera Chevron, que es lo que está disparando a muchos países a impulsar fuertemente la producción de estos combustibles alternativos.
De hecho, la revista especializada Oil World considera que la producción de biodiésel debería crecer hasta alcanzar las 15 millones de toneladas para el año próximo, y unas 24 millones de toneladas en 2008.
Inversores
“El uso de los biocombustibles es una tendencia firme en el mercado internacional y, por ello, Repsol YPF entiende que, con las oportunidades que representa la Argentina como productora de oleaginosas, es importante poner en marcha un programa para producir biodiésel en el país”, señaló la compañía en un comunicado.
Otra de las inversiones más importantes que se han anunciado en los últimos meses fue la de la aceitera Vicentín, de u$s40 millones, para instalar una planta productora de biocombustibles en la localidad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe. Su objetivo es exportar unas 200.000 toneladas, aprovechando las economías de escala que genera estar cerca de la principal zona sojera del país y de las plantas aceiteras.
De acuerdo con Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH), ya hay unas 26 empresas que han iniciado o evaluado proyectos de inversión en materia de biodiésel y otros biocombustibles. La capacidad prevista por el total de la plantas a instalar es de 3,1 millones de toneladas de biodiesel anuales, lo que permitiría convertir a la Argentina en el mayor exportador del mundo.
Fuente: Infobaeprofesional
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