La celulosa divide al Río de la Plata
El conflicto entre Argentina y Uruguay por la construcción de dos plantas de celulosa en la ciudad uruguaya de Fray Bentos tiende a agravarse aunque hay algunos gestos que permitirían pensar en una salida negociada.
Resumen: Los gobiernos de Argentina y Uruguay están a la greña. El enfrentamiento responde a la construcción de dos plantas productoras de pasta de celulosa, una de capital español y otra finlandés, en la ciudad uruguaya de Fray Bentos. Si desde el lado argentino la empresa se ve como una agresión medioambiental y es, por tanto, una cuestión binacional, Uruguay la contempla como un tema estrictamente interno, nacional, donde esta en juego la soberanía del país. El origen del conflicto se vincula a la lucha política local y a cuestiones electorales en la provincia argentina de Entre Ríos.
Desde allí, con el apoyo o la inacción del presidente Kirchner, se expandió al ámbito nacional. La respuesta uruguaya fue contundente, y las constantes críticas de distintos actores políticos y económicos hacia el Mercosur amplificaron una larga lista de agravios antiargentinos. El diferendo puede irse de las manos de los dos gobiernos debido a la presencia de pulsiones nacionalistas agitadas en la opinión pública.
De este modo, a lo largo de febrero se vivió una escalada del conflicto, con la resolución del Congreso argentino facultando al gobierno a acudir al Tribunal Internacional de La Haya, la petición uruguaya de mediación ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la propuesta argentina de interrumpir las obras durante tres meses. En los dos primeros casos, el conflicto ha salido de la esfera del Mercosur, ante la parálisis pública, que no oficiosa, de la diplomacia brasileña, que se ha mostrado incapaz de encauzar un diferendo que amenaza, en el supuesto de agravarse, con llevarse por delante lo poco que queda en pié del Mercosur. Sin embargo, a comienzos de marzo hemos asistido a algunos signos, todavía insuficientes, de distensión.
Análisis: Las aguas relativamente tranquilas del río Uruguay, un afluente del Río de la Plata que en buena parte de su recorrido marca la frontera entre Argentina y Uruguay, bajan cada vez más revueltas. Uno de los cuatro puentes entre ambos países comunica la ciudad argentina de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos, con la uruguaya de Fray Bentos. Éste y el de Paysandú están cortados por piquetes que responden a unos ciudadanos autoconvocados en una Asamblea Ciudadana Ambiental en Gualeguaychú (hay otras similares en Colón y en Concepción del Uruguay (también argentina). ¿Por qué están cortados los puentes? Porque es precisamente en Fray Bentos donde se construyen las dos plantas productoras de celulosa, las causantes de este altercado bilateral.
En las dos fábricas se invertirán 1.800 millones de dólares, la mayor inversión extranjera directa de la historia uruguaya, casi el 10% del PIB. Una planta pertenece a la empresa española ENCE (Empresa Nacional de Celulosa España) y la otra a la finlandesa Oy Metsä-Botnia Ab (conocida como Botnia). Ambas dicen disponer de la más moderna tecnología contra la contaminación ambiental, adecuada a la normativa de la Unión Europea (UE) que debe entrar en vigor en 2007, que sus instalaciones son poco contaminantes y que están dispuestas a trabajar con todas las partes implicadas para limitar las emisiones contaminantes y establecer los controles que eviten daños irreparables.
Pese a ello, en los meses previos, el gobierno de Entre Ríos, encabezado por el gobernador Jorge Busti, movido en su día por cuestiones políticas y electorales, agitó el fantasma de la contaminación y movilizó a la población local contra el proyecto uruguayo, con acusaciones de lluvia ácida, del peligro de vertidos cancerígenos y amenazas semejantes. En estas cuestiones, una vez que la gente ha sido movilizada su desmovilización sin contrapartidas es mucho más complicada. Estas denuncias encontraron su caldo de cultivo en los temores de parte de la población local de ver devaluadas las segundas propiedades que poseen en la ribera del río, que tienen un gran potencial turístico.
Estos extremos los confirma el punto X (Impacto socio-económico) del Informe de la Delegación Argentina al Grupo Técnico Bilateral de Alto Nivel (GTAN), del 3 de febrero de 2006: "El estudio. muestra los daños que se producirán por depreciación de los inmuebles rurales y urbanos. el valor actual del lucro cesante., las pérdidas en turismo y las pérdidas de productividad por el impacto de la lluvia ácida".
Este proceso prolongado ha ido a más y ha disparado mecanismos irracionales en ambas sociedades, agitadas por pulsiones nacionalistas. Lo curioso es que unos y otros ponen por delante de cualquier reflexión sobre el tema lo mucho que los une y lo poco que los separa. Pero, como se ha visto en los últimos meses, esto es insuficiente, ya que la intransigencia y la falta de flexibilidad caracterizan a ambas partes.
Tampoco han servido las afinidades ideológicas entre ambos gobiernos, los dos teóricamente vinculados al mismo grupo de presidentes de la izquierda latinoamericana. No se debe olvidar el apoyo de Néstor Kirchner a Tabaré Vázquez en la recta final de la campaña, incluidos los enfrentamientos con el entonces presidente uruguayo Jorge Batlle, materializados en las facilidades otorgadas a la extensa colonia uruguaya en Argentina para votar, y evitar una segunda vuelta (con el peligro de unión de blancos y colorados).
Tras la elección de Vázquez y con Lula y Kirchner al frente de Brasil y Argentina, parecía llegado el momento de relanzar a un Mercosur que languidecía entre ataques de propios y extraños. Pero una vez más la realidad se impuso a la florida retórica latinoamericana y estalló un conflicto que nunca debió haber comenzado.
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Fuente: www.invertironline.com
Editado Por : Cristian Stival - www.proactivos.com
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