Moody’s: “El país está a un shock del default y no tiene plan B”
Según el analista para la Argentina, Gabriel Torres
La especulación ante el posible “default argentino” zanjó el debate y ahora, los grandes gurúes quedaron en dos: unos, preocupados por persuadir a los inversores sobre los riesgos locales de los próximos años; y otros, decididos a disipar los temores que genera esa misma incertidumbre.
Se le nota a Gabriel Torres, analista para la Argentina de la calificadora Moody’s, el esfuerzo por no quedar atrapado entre esos “halcones” del inminente default pero, tampoco, debajo de ese cómodo “colchón de liquidez” que, desde la otra óptica, garantizan las “palomas”.
-–¿Moody’s es de las que ahora disipan temores sobre el default o de los que los advierte?-–Nosotros creemos que el hecho de que la Argentina esté calificada con un B3 está reflejando un alto riesgo de default. En esa categoría se encuentran los países que están a un “shock” del default: que tienen tal debilidad política, económica o financiera, que basta un “shock” -–que puede ser hasta “meteorológico”– para que dejen de pagar. Pero no lo vemos como algo inminente.
–¿Y cómo se explica que Chávez pida 15% por deuda local?–Porque los mercados en general sí están preocupados. Ellos reaccionan instantáneamente: ven que hay problemas y el seguro contra default pega un salto. Nosotros no cambiamos la nota de un día para otro. No vemos que se esté a punto de caer en default: no solamente por el superávit fiscal, y porque vemos que la economía crece, sino porque hay casi u$s 50.000 millones de reservas.
–¿Las reservas no serían sólo para pagar a organismos internacionales?-–Sí, pero son recursos que igual están en el país, sobre los cuales el Gobierno tiene cierto control. Entiendo que legalmente hay límites, pero las leyes se pueden cambiar.
–¿La recompra de bonos sirvió para devolver la calma?–Creo que no fue lo suficientemente grande como para que en términos de carga de la deuda haga la gran diferencia. Es buena, porque muestra al Gobierno dispuesto a enfrentar el problema, pero creemos que es más profundo.
–¿Creen peligrosa una baja en precios de commodities?–No todavía. No podemos saber qué tan probable es, pero sí analizar qué pasará si bajan, y si el país está preparado. ¿Argentina puede tener un shock? Claro. ¿Cuál puede ser? Puede ser político, económico, financiero. ¿Está preparada? Y... no, no parece que esté preparada. Si gasta casi todo lo que recibe de más, ¿qué va a pasar cuando estos precios caigan? El modelo argentino sirve si uno piensa que los precios de los commodities se van a mantener altos siempre. Pero nada se mantiene para siempre, ¿no?
Entonces, ¿cuál es el plan B? No hay.
–¿Qué probabilidades hay de que se modere el gasto si viene un año electoral?–Pocas... Pero no juzgamos qué es lo que debería hacer el Gobierno. Es cierto: los países que tienen elecciones por delante tienden a no moderarlo. Pero en el ‘95, ante la crisis del Tequila, Menem bajó los salarios nominales del sector público por la crisis que se venía, y la gente lo reeligió. Es decir que, a veces, los políticos reconocen que tienen que hacer ciertas cosas que no son populares, y la población lo acepta y son ley. En esa época, la Argentina todavía recordaba
muy reciente la hiperinflación, entonces estaba dispuesta a hacer ese sacrificio. Ahora creo que la gente no quiere volver a la recesión, y el Gobierno ha estado raspando tanto que se le va a hacer difícil decidir no gastar tanto.
Fuente: http://www.cronista.com
La especulación ante el posible “default argentino” zanjó el debate y ahora, los grandes gurúes quedaron en dos: unos, preocupados por persuadir a los inversores sobre los riesgos locales de los próximos años; y otros, decididos a disipar los temores que genera esa misma incertidumbre.
Se le nota a Gabriel Torres, analista para la Argentina de la calificadora Moody’s, el esfuerzo por no quedar atrapado entre esos “halcones” del inminente default pero, tampoco, debajo de ese cómodo “colchón de liquidez” que, desde la otra óptica, garantizan las “palomas”.
-–¿Moody’s es de las que ahora disipan temores sobre el default o de los que los advierte?-–Nosotros creemos que el hecho de que la Argentina esté calificada con un B3 está reflejando un alto riesgo de default. En esa categoría se encuentran los países que están a un “shock” del default: que tienen tal debilidad política, económica o financiera, que basta un “shock” -–que puede ser hasta “meteorológico”– para que dejen de pagar. Pero no lo vemos como algo inminente.
–¿Y cómo se explica que Chávez pida 15% por deuda local?–Porque los mercados en general sí están preocupados. Ellos reaccionan instantáneamente: ven que hay problemas y el seguro contra default pega un salto. Nosotros no cambiamos la nota de un día para otro. No vemos que se esté a punto de caer en default: no solamente por el superávit fiscal, y porque vemos que la economía crece, sino porque hay casi u$s 50.000 millones de reservas.
–¿Las reservas no serían sólo para pagar a organismos internacionales?-–Sí, pero son recursos que igual están en el país, sobre los cuales el Gobierno tiene cierto control. Entiendo que legalmente hay límites, pero las leyes se pueden cambiar.
–¿La recompra de bonos sirvió para devolver la calma?–Creo que no fue lo suficientemente grande como para que en términos de carga de la deuda haga la gran diferencia. Es buena, porque muestra al Gobierno dispuesto a enfrentar el problema, pero creemos que es más profundo.
–¿Creen peligrosa una baja en precios de commodities?–No todavía. No podemos saber qué tan probable es, pero sí analizar qué pasará si bajan, y si el país está preparado. ¿Argentina puede tener un shock? Claro. ¿Cuál puede ser? Puede ser político, económico, financiero. ¿Está preparada? Y... no, no parece que esté preparada. Si gasta casi todo lo que recibe de más, ¿qué va a pasar cuando estos precios caigan? El modelo argentino sirve si uno piensa que los precios de los commodities se van a mantener altos siempre. Pero nada se mantiene para siempre, ¿no?
Entonces, ¿cuál es el plan B? No hay.
–¿Qué probabilidades hay de que se modere el gasto si viene un año electoral?–Pocas... Pero no juzgamos qué es lo que debería hacer el Gobierno. Es cierto: los países que tienen elecciones por delante tienden a no moderarlo. Pero en el ‘95, ante la crisis del Tequila, Menem bajó los salarios nominales del sector público por la crisis que se venía, y la gente lo reeligió. Es decir que, a veces, los políticos reconocen que tienen que hacer ciertas cosas que no son populares, y la población lo acepta y son ley. En esa época, la Argentina todavía recordaba
muy reciente la hiperinflación, entonces estaba dispuesta a hacer ese sacrificio. Ahora creo que la gente no quiere volver a la recesión, y el Gobierno ha estado raspando tanto que se le va a hacer difícil decidir no gastar tanto.
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