miércoles, junio 20, 2007

Tendencias: La Hora Del Accionista: Las Empresas Están Premiando Al Inversor Con Más Dividendos

En el mercado de acciones doméstico, las empresas nacionales y extranjeras han sabido recompensar al paciente inversor. Los $ 16.069 millones pagados en el primer trimestre del año, son el valor más alto desde el año 2000. Sin embargo, en el mercado persiste el renovado debate: ¿pagar o no pagar dividendos? Esa parece ser la shakespereana cuestión de fondo.

Más allá de la duda –que la literatura inmortalizó con Hamlet y la osamenta de su bufón Yorick–, y más acá de la pregunta de fondo sobre si el inversor valora o no el pago del dividendo, hay un dato objetivo: en el primer trimestre del año, las compañías que cotizan en la Bolsa porteña pagaron más dividendos. De hecho entre enero y marzo del corriente, y según los datos de la Bolsa, hubo pagos por $ 16.069 millones, que triplican lo cosechado en el mismo período del año precedente. Incluso si de hacer historia se trata, desde la época del "temible" efecto y2k que no se tenía un nivel tan alto.

He aquí el vaso medio lleno: cada vez son más las empresas domésticas que después de la crisis están pagando a los inversores dividendos en efectivo (según el IAMC, en 2006, sumaron $3.395 millones,la cifra más alta desde 2001). Sin embargo, he aquí el vaso medio vacío: las empresas extranjeras concentran $ 7 de cada $10 que se pagan. En marzo de este año, Petróleo Brasileiro le pagó al inversor $ 0,68 por acción, lo que implicó unos $ 1.947 millones. Antes, Repsol YPF había concedido $ 0,36 por acción, unos $ 439 millones, mientras que Banco Santander hizo lo propio por

$ 669 millones. Claro que la argentinísima YPF fue la más generosa y pagó $ 6 por acción, unos $ 2.359 millones. Para Mariana de Mendiburu, de CIBSA, uno de los cambios obedece a que muchas empresas ya han puesto en orden sus deudas y ahora gozan de un mejor perfil corporativo: "muchas venían recuperándose de la crisis y hasta este momento les había sido imposible pagarle a sus accionistas".

Desde el IAMC, señalan que si bien en la década del 90 se hicieron algunos intentos por incorporar una política de dividendos, "recién a partir de 1999 se evidencia un punto de inflexión, que se profundiza en los años siguientes, coincidiendo con el endurecimiento de las condiciones de financiamiento para las empresas".

La historia sin fin

Más allá de las cuestiones numéricas, existe en el mercado –e incluso en los más recónditos parajes de la web–, una polémica sustanciosa: ¿Pagar o no pagar dividendos? El dúo de teóricos Modigliani y Miller (o M&M, como se los conoce en la actualidad), han demostraron hace ya más de 40 años que en ausencia de imperfecciones de mercado (nos referimos a impuestos o asimetrías de información), la política de dividendos que elija la empresa no tendrá un efecto en la riqueza de los accionistas de la empresa. En su famoso artículo demuestran que si una empresa pagase hoy mayores dividendos, éstos serían acompañados necesariamente por menores ganancias de capital, las que compensarían exactamente los mayores dividendos, dejando al inversor con un nivel de riqueza idéntico al inicial.

Esto va de la mano con el menosprecio de inversores locales para los que el 6% promedio de recompensa anual en dividendos resulta bajo en comparación con una inflación del 12%.

Claro que hay otras teorías que abonan por una posición contraria y le rinden culto a la ornitología (la teoría del pájaro en mano) o a la interpretativa (hay que saber "leer" en las señales que se dan).

La primera propone que los dividendos generarán un mayor valor de la empresa ya que, para el inversor, el dividendo es seguro y se re cibe en efectivo mientras que la ganancia de capital (vender los papeles para tomar ganancias) debe ser realizada.

Para la segunda, existen varias versiones, pero todas parten de la premisa de que existen asimetrías de información, y que tanto los principales ejecutivos de la empresa como los accionistas controlantes saben más de la empresa que el accionista minoritario: ergo, si se decide implementar una política de dividendos o acrecentar su nivel, es muy probable que esa decisión se mantenga en el tiempo. Más allá de las teorías, las empresas saben que la generosidad también puede ser un buen negocio.

Fuente: http://www.cronista.com

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