Mejor que decir es… planificar
Algunas veces, tener un plan podría no servir para nada... pero planear es muy importante. Es decir, a veces lo expuesto en un documento no es tan importante como la investigación utilizada para crearlo.
Pensando así, y si no necesitamos financiamiento, es posible que tampoco nos sea necesario un Plan de Negocios formal, pero sí o sí necesitamos planear nuestro negocio.
El presente es un método simple de preparar un Plan estratégico para tu negocio en pocas horas y también algunas otras ideas para planificarlo.
1. Ser el mejor: El resultado de un plan estratégico bien desarrollado y ejecutado es tener una ventaja competitiva y eso significa: ¿Que puedo hacer con mi negocio para que me vaya mejor que a cualquier otro competidor?La razón por la que tenemos una empresa es entender que es lo que hacemos mejor para que los clientes nos compren a nosotros. Los negocios exitosos deciden ser únicos y diferentes en actividades en las que son realmente buenos o muy buenos y dedican toda su energía a esas áreas.
2. ¿Cuál es tu propósito?: Hay que especificar y describir la Misión de la empresa. La Misión no es ganar dinero, aunque esa sea nuestra motivación. Es importante conocer lo que nuestra empresa es, hace y en las necesidades de nuestros clientes (que estamos tratando de satisfacer). También es una guía para la operación de nuestra empresa ahora y en el futuro. Deberíamos responder puntos como: ¿Cuál es nuestro negocio? ¿Cómo estamos tratando de complacer a nuestros clientes? ¿Cuál es la razón para que nuestra empresa exista?
3. Visualicemos el Futuro: Una visión estratégica es la imagen del futuro de una empresa, de la dirección en que esta encaminada, de la posición que debe ocupar en el mercado, de las actividades comerciales que debe desarrollar y de las capacidades en las que debe trabajar. Esto nos ayudara a decidir que clase de empresa queremos lograr en un año, en cinco años o en diez. También nos será útil para contagiar nuestra visión y entusiasmo a la organización. Ya sea que aquella esté formada por una persona o por 100, ¡debemos pensar en grande!
4. ¿Dónde estamos hoy?: Analicemos nuestro presente, los puntos fuertes y los débiles, las oportunidades y amenazas. Esto nos permitirá hacer una crítica constructiva de nuestro negocio. Es una herramienta invaluable que nos permitirá mejorar aquellos puntos débiles y usar nuestras fortalezas para aprovechar las oportunidades y combatir a las amenazas.
Para conocer esas debilidades y fortalezas, podemos hacernos estas preguntas: ¿Qué es lo mejor que hacemos? ¿Qué es lo que no hacemos bien? ¿Cuáles son nuestros recursos: contactos, propiedades, capital, etcétera? ¿Cuáles son nuestras capacidades?
Conozcamos nuestras oportunidades y amenazas contestando estas preguntas: ¿Qué esta pasando en el mercado que podría afectar a nuestra empresa? ¿Cuáles son las fuerzas que empujan la dirección de nuestras ventas? ¿Cuáles son nuestros mercados importantes (reales y potenciales)? ¿Qué esta pasando en el mundo que podría afectar a nuestra empresa?
5. Conozcamos a nuestros clientes: Si queremos que nuestro negocio sea exitoso, necesitamos conocer las necesidades y deseos de los clientes mejor que nuestros competidores. Diseñemos un perfil de nuestros clientes con estas preguntas: ¿Cuáles son las necesidades, motivaciones y características de nuestros clientes? ¿Cómo podemos proveerlos con un valor diferente y único? ¿Qué deberíamos hacer para aumentar nuestra clientela?
6. Escribamos nuestras metas y objetivos: Las metas son como escalones para nuestra misión y visión. Tienen que ser reales, creíbles y desarrollados desde “dónde estoy hoy” (punto 4) y desde “conozcamos a nuestros clientes” (punto 5).Los objetivos son amplios, grandes, globales. Podemos escribir cinco objetivos para marcar el rumbo de nuestro futuro, teniendo en cuenta que nos llevará de dos a cinco años para completarlos. Entonces desarrollemos metas para completar cada objetivo. Metas que se puedan medir, que se puedan cuantificar y que sirvan de apoyo a nuestros objetivos. Las metas efectivas deberían mostrar cuanto se logra en un periodo de tiempo, como se hace y quien lo hace.
7. Conozcamos nuestra posición financiera: Ahora que sabemos que es lo que queremos hacer, pensemos... ¿Dispongo de los recursos financieros, el tiempo y la organización para hacerlo? Pongamos prioridades para las metas claves, y preguntémonos... ¿Vale la pena usar mi capital (o aumentar mis deudas) para desarrollar estas metas?
8. Ejecutemos nuestro Plan Estratégico: Ahora necesitamos decidir los pasos específicos para implementar nuestros objetivos y metas. Escribamos una lista de cosas que deberíamos realizar para completar cada meta y respondamos estas preguntas: ¿Qué problemas específicos tengo para completar cada meta? Usemos la respuesta para desarrollar acciones/tiempos para cada meta. Distribuyamos responsabilidades y tiempos para completarlas. Un buen método para que nuestros empleados tengan un sentido de propiedad del plan es asignar una meta a cada empleado (esto va a depender en el numero de metas y el numero de empleados) y pedirles que escriban un plan de acción sobre como van a completar su tarea.
9. Anotemos los resultados: Según el punto 6, determinamos las metas que se podían medir. Pongamos esas medidas y esos tiempos en una planilla de cálculos para mostrar como progresa cada persona y el plan en general.
10. Hagamos de la estrategia una costumbre: Todo esto nos dará los beneficios que, como emprendedores, necesitamos y aspiramos a tener, siempre que el Plan se lleve a cabo en una forma metódica y continuada. La clave es “un verdadero líder dedicado a la implementación exitosa del sistema”.El Plan tiene que ser apoyado con entusiasmo desde nosotros y debe ser comunicado a todos los que participen. Establezcamos reuniones periódicas para informar a todos de cómo va el plan, de las partes que no están funcionando bien y de las medidas que se tomaran inmediatamente para corregirlas.
Por último, el Plan es un documento vivo y como tal puede ser cambiado. No tiene que ser absolutamente completo y perfecto, pero un negocio sin un plan es como un auto sin un volante.
Si estás pensando que no necesitás nada de todo esto porque ese Plan ya lo tenés en tu cabeza...
dejame decirte que si no lo escribís no vas a poder mirarlo cuando pase el tiempo y que, muy probablemente, no vas a obtener los beneficios esperados.
Fuente: Buhonet.
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