lunes, mayo 15, 2006

La fuerte suba del oro capta el interés de los argentinos

Cotización récord: los especialistas recomiendan invertir.

Movido por la persistente alza en su cotización, el oro volvió a convertirse en un objeto de adoración para los inversores argentinos, hasta el punto de haber desatado en el país lo que los conocedores del mercado no dudan en calificar de verdadera fiebre.

Aluden así a una explosiva demanda de barras y monedas del metal precioso (además de otros productos financieros que reproducen su evolución) que, en el caso del oro "físico", dejó sin stock -o con una acotada capacidad de reposición- a los principales operadores de la plaza local.

El auge de la venta fue incrementándose desde comienzos de este año. Pero literalmente "estalló" en las últimas semanas, cuando el ajuste alcista del precio en los mercados internacionales se aceleró y comenzó a ocupar repetidas veces los títulos de los diarios, lo que ayudó a "popularizar" esta variante de inversión, según define Carlos Lizer, jefe de mesa de la firma bursátil y de cambios Puente Hnos.

El operador destaca el creciente interés que muestran incluso aquellos inversores que jamás habían apostado sus fichas en ese metal.

Al oro le había llevado casi dos años revalorizarse unos 100 dólares por onza, desde los 400 dólares a que se operaba a inicios de 2004 hasta los 500 que alcanzó en noviembre de 2005.
Pero, de allí en más, subió cada vez con mayor velocidad: ganar otros 100 dólares le tomó poco mes de cinco meses, y anotarse otros 100, para vulnerar la barrera de los 700 dólares por onza, apenas un mes.

El viernes el precio de la onza (31,105 gramos) alcanzó un máximo nominal de 726 dólares en transacciones europeas, impulsado, entre otras cosas, por un informe de la casa Macquarie Research, que vaticinó que la suba del metal continuará y hasta podría superar el máximo histórico de US$ 873 por onza, conseguido en 1980.

Pero en Nueva York perdió ese día 1,4 por ciento, para quedar a US$ 716,60 la onza contra un valor de US$ 720,90 de apenas 24 horas antes.

En promedio, su cotización subió entre el 37 y el 41 por ciento este año, según la plaza que se considere, y entre el 60 y el 68 por ciento desde comienzos de 2005. Semejante rendimiento despertó la codicia de los inversores, que están vendiendo dólares o euros para comprar monedas o lingotes, algo que no veía hace muchos años.

La reactivación de la demanda hizo que esta entidad, que se abastece mediante la importación de oro y que lo traía de manera esporádica actualmente esté ingresando embarques de manera semanal.

No es un caso aislado. Juan Vassallo, jefe del equipo pignoraticio del Banco Ciudad, admite, respecto de la última semana: "Todos los puntos de venta del banco agotaron su stock. Nos están pidiendo reponerlo pero no damos abasto", en referencia a la sucursal especializada en este tipo de operaciones de Esmeralda 660, Capital Federal, y a las que también realizan transacciones con oro como las dos de Barrio Norte (cerca de Santa Fe y Pueyrredón, y la de Las Heras y Ocampo), la de Flores, Núñez, el microcentro (frente a la Bolsa porteña), Morón y La Plata.

La entidad opera de manera diferente: sólo pone en venta el oro que compra a sus clientes o al público en general (barras, joyas, etc.) o el que le queda por operaciones donde este tipo de piezas fueron dejadas como garantía de un préstamo (denominado pignoraticio, correspondiente a la tradicional operación de empeño) que el deudor no pudo, no quiso o no supo cumplir, lo que convierte al banco en nuevo dueño de ese bien. Eso le da una acotada capacidad de respuesta ante el boom de la demanda porque, pese al formidable aumento que registró el metal, "aún no aparecen muchos vendedores, aunque cada vez viene más gente a preguntar". "La gente está muy abocada a comprar monedas de oro o lingotes pequeños", dice Lizer, de la financiera Puente Hnos. "Diría que la venta creció 30 por ciento promedio, más en cantidad de operaciones que en volumen, lo que habla de una demanda que se generalizó", detalló.

Quien tuvo el timing suficiente como para saber cuándo comprar obtuvo envidiables dividendos. "Comparar los precios de septiembre y los de hoy causa escozor. Nosotros vendíamos el mexicano de oro [una de las monedas más negociadas y que pesa 37,5 gramos] a 550 dólares por pieza y hoy la misma moneda está a 900 dólares; el krugerand sudafricano, que se opera cada vez más porque pesa igual que una onza, pasó de 450 a 740 dólares; la colección de argentinos de oro, que son 10 monedas de 7,20 gramos que se venden juntas, subió de 1100 a 1800 dólares, y el kilo en lingote, de 14.500 a 24.500 dólares, siempre hablando en promedio", comentó Lizer.

Sin embargo, como se trata de un commoditie (materia prima) con su cotización internacionalizada, la ley de oferta y demanda que suele incrementar el costo de un bien cuando pasa a ser un producto buscado y que escasea, quedará en este caso relativizada, ya que los consultados por LA NACION coinciden en que la menor disponibilidad no dará un impulso extra a su cotización doméstica.

Activos financieros

Pero lo que más creció es la demanda de activos financieros cuya cotización sigue la evolución del oro, como el índice GLD, que se opera en Wall Street y replica las variaciones de la onza, a tal punto que se negocia por décimas partes, a razón de 71,07 dólares cada una (precio del viernes), es decir, un 10 por ciento del valor de la onza ese día.

"Nuestra clientela operando con este índice creció 30 por ciento en lo que va del año", comentó Mariano Arrieta, el especialista para este tipo de operaciones de Puente Hnos., y apuntó además que los que acuden a él son inversores un poco más profesionalizados, "a quienes no les interesa el oro físico y tener que ponerse a pensar dónde guardarlo, sino hacer negocios".

Fuente: Diario La Nación.

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