martes, abril 10, 2007

El Auge En El Precio De Los Granos Para Etanol Desata Presiones Inflacionarias

Los altos precios de los productos agrícolas, impulsados en parte por la demanda de biocombustibles, están empujando al alza el costo de los alimentos en el mundo y generando una nueva fuente de presión inflacionaria.

El incremento en los precios de los alimentos ya ha provocado angustia en varias partes del mundo, especialmente en países como México, India y China. Si la tendencia cobra fuerza, podría contribuir a reducir el crecimiento global, porque obligaría a los consumidores a gastar menos en otros artículos e incitaría a los bancos centrales a subir las tasas de interés para contener el brote inflacionario.

Los políticos de países donde el costo de los alimentos es un tema particularmente sensible se están movilizando para evitar que el alza de los precios perjudique a la economía o alimente el descontento popular. Sin embargo, no está claro si esas políticas serán suficientes para contener las presiones actuales o si se avecina una ola de largo plazo de aumentos en el precio de los alimentos, similar a la reciente racha alcista en los precios del crudo y otros commodities.

Una de las razones principales detrás de la inflación en el precio de los alimentos es la nueva demanda por etanol y biodiesel, que pueden producirse con maíz, aceite de palma, azúcar y otros cultivos. Esta demanda ha elevado el precio de estas materias primas y ha provocado un alza en los costos para los productores de carne, huevos, refrescos y muchos otros productos. En algunos casos, los productores están traspasando los costos a los consumidores. Varios años de crecimiento económico global, liderado por China e India, también está elevando el consumo de alimentos, acentuando aún más las presiones inflacionarias.

La inflación en los alimentos ha estado creciendo, a veces marcadamente, en India, China, Europa y hasta en economías menores como Turquía, Sudáfrica y Polonia. En Hungría, está por encima del 13% anual, frente a menos de 3% en 2005. En China, los precios de los alimentos suben a un ritmo del 6%, tres veces más que hace un año. Los precios también están al alza en Alemania, Italia y el Reino Unido. En Estados Unidos, el costo de los alimentos subió 3,1% en febrero frente a un año antes, 0,1% más que a mediados de 2005.

Algunos economistas creen que la reciente alza en la demanda por cultivos podría satisfacerse sin afectar demasiado la economía global. Creen que los precios podrían volver a bajar, especialmente porque algunos países con tierras cultivables, como Brasil, pueden incrementar ampliamente la producción. Los avances tecnológicos, como una mejor variedad de semillas, también impulsaría la producción.

Los altos precios agrícolas no son perjudiciales para todos. Podrían mejorar los ingresos de la población rural en los países en desarrollo, relegada hasta ahora por el desarrollo de la industria y los servicios.

Por el momento, el alza de los precios no ha provocado una mayor inflación global, que sigue siendo relativamente baja y estable según estándares históricos. Además, los precios de los alimentos son notoriamente volátiles y algunos incrementos están relacionados con factores locales y de corto plazo que pueden ser revertidos con el tiempo.

Sin embargo, muchos economistas creen que las fuerzas detrás de esta presión inflacionaria sobre los alimentos persistirán, o volverán a aparecer en algunos años. Muchos países, asimismo, sufren una escasez de tierras y agua que no existía en las alzas anteriores en los precios de la comida.

Las acciones de las empresas estadounidenses del sector están en su nivel más bajo en tres décadas y podrían caer aún más si los agricultores desvían sus cosechas para producir etanol u otros combustibles.

Todo esto coloca a los bancos centrales del mundo en una situación delicada. Aunque han logrado asimilar alzas parecidas en el precio de la energía, muchos no han enfrentado aumentos prolongados de los alimentos desde los años 70. Además, si se acentúa la inflación en los alimentos, podrían verse obligados a mantener las tasas de interés más altas de lo que habrían planeado.

Por Patrick Barta
The Wall Street Journal

Fuente: http://www.lanacion.com.ar
Editado por Paola Totonelli, Equipo de Redacción de www.proactivos.com

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